lunes, 2 de abril de 2012

El Desarrollo Humano

                             El Desarrollo Humano

Luis Carvajal Chacón

@luiscarvajaltv

    La visón ontológica que desarrolla la cultura occidental, respecto el género humano es quizá uno de los paradigmas que pesa sobre “la conciencia Colectiva” de crisis globalizada que padece la sociedad en su conjunto. El interés, la historia  y la filosofía es el dominio epistemológico de la razón de la existencia que enmarcaron a el ser, ontológicamente hablando, son los hechos que entrampan y mantienen viva  la discusión, que  aún hoy, son temas de  diatriba  mediática que entrampan y mantienen viva los dilemas sobre las versiones de la originalidad de la gestación del ser humano en la tierra.
   Por ejemplo, recientemente en ponencia presentada el 1/3/2010 en la Única en el Foro sobre la Encíclica de Benedicto XVI, Caritas in Veritate, en el marco de la IV Semana de la Doctrina Social de la Iglesia, el capellán de esta casa de estudio, Andrés Bravo, plantea que el ser humano es un proyecto con  una existencia dinámica en perpetuo devenir, que es el quien realiza la historia y la hace de acuerdo a la versión que tiene de su gestación, esbozada en el libro del génesis, donde el mundo y hombre son creados por Dios en un proceso temporal de seis días, dejando el séptimo día para la adoración del creador. Afirma el clérigo que ni el mundo ni el hombre fueron creados total y cabalmente y definitivamente, puesto que ello es una responsabilidad abyecta al ser humano. Esta tesis cristiana, íntimamente vinculada a la religión católica, es una doctrina cruzada por los andamiajes de los designios absolutistas que inundaron a los sofistas de ayer y de hoy.

Dice el Capellán de Universidad Católica Cecilio Acosta, (Única), Andrés Bravo, que la realización humana es un continúen pèrenteniun de absoluto, donde surge Dios como fuente de creación, y hacia donde dirige  sus pasos como meta final. Obviamente que el anterior planteamiento está en correspondencia directa  con el progreso del cual nos habla la iglesia en el crecimientos del mundo, por los avances de sus obras, la cuales son temporales, circunstanciales aportes de la inteligencia del género, bendecida por la gracia de Dios y que forma parte de ese ser ontológico establecido en el concilio Vaticano II en su valoración cristiana a la humanidad, que dice: “Los creyentes tiene la certeza de que la actividad humana individual y colectiva, es decir, aquel ingente esfuerzo con erl que los hombres pretenden mejorar la condiciones de su vida a lo largo de los siglos, considerado en si mismo responde al p`lan de Dios. Pues el hombre, creado a imagen de Dios, ha recibido el mandato de regir al mundo en justicia y santidad, sosteniendo la tierra con todo cuanto en ella hay, y, reconociendo a Dios como creador de todos las cosas, de relacionarse a sí mismo y al universo entero en  él”
   Esta versión del desarrollo humano no entra en contradicción con el esbozo realizado  por el Ph.D.Andrés e Yurjevic Marshall, cuando nos da luces sobre la doble crisis valorativa que compromete la conciencia colectiva en el curso del desarrollo de la historia del género humano  en sentido intrínseco, es decir espiritual, y también exterior, referido a nuestra habita,  y su creciente deterioro enarmónico en su diversidad constitutiva, que mantiene empobrecida casi toda la biosfera terrestre con signos terribles de destrucción que tiene prendida las alarmas de todo el sistema Biorritmo del planeta.
La reconstrucción  por  que planteada Marshall en cuando al desarrollo mismo del ser humano, pasa reinterpretar algunos desequilibrios e imperfecciones inmanente a la existencia misma, lo que a mi parecer complica el problema en un cuya dinámica es cada día mas acelerada y convulsionada. Saber que el ser humano es la capa pensante de biosfera y que su conciencia está perdida es más que catastrófico, es desalentador, escalofriante e inimaginable.

   No basta con presupuestar un inventario acerca de las causas y las dimensiones que impactaron e impactaran a la humanidad con las crisis ecológica que padece planeta, importa si, que se está haciendo por recuperar en parte el tiempo perdido por quienes tenemos que asumir el compromiso de dejarle a las futuras generaciones una morada segura, estable y de vida posible, que permita desarrollar la voluntad de libertad con expresión de agrado y armonía. Sabemos de los innumerables intentos por disminuir la pandemia ecológica que nos inunda en la tierra: y que significa más que un desafío tecnológico, es la toma de conciencia de una voluntad de políticas  de estado y de naciones, puesto que se trata de un desafió emergente, por no querer ver la pérdida de armonía en la vida humana.

   Los cambios experimentados por el mundo moderno afectaron a los más débiles espíritus incapaces de propagar y postergar caminos hacia la solución satisfactoria de sus propios problemas de superación de calidad y sustentabilidad de vida. Esta crisis es un obstáculo para asumir el estudio y análisis del desarrollo humano, expresado en términos de lo que es la aspiración y las expectativas transformadoras de una sociedad, en tanto, que ella necesita salir de estándares de calamidad y pobreza, para alcanzar marketing de prosperidad, autonomía conclusiva, que incluya toda la potencialidad y ventajas para legitimar sus derechos como sujetos del bienestar comprometidos con la voluntad de organizar un colectivo consciente de su responsabilidad con su entorno, para adecentar y minimizar los impactos de degradación ecológica que compromete la estabilidad de vida terrenal.
    Es indudable que la situación de deterioro a la que asistimos y en la que viajamos en nuestra supernave, llamada tierra es la consecuencia inescrupulosa con que el género humano manipuló la conducción e intromisión e implantación de modelos sociales, Políticos y económicos sustentados en las rentas energéticas, de una estricta dependencia de tecnologías , de bienes y servicios por exógenas culturas civilizatorias, donde además la participación de los capitales, en el caso de Venezuela, estaba por debajo de la inversión foránea generándose entonces una mayor dependencia de regímenes de producción concebidos con valores fundados en el lucro y el acopio del capital monopolizado en pocas manos, creando una cultura del individualismo, sin comprometer el concierto de sociedades necesitadas de crecimientos en la diversidad holística del planteamiento endógeno generacional. Se creo así una concentración real, de quienes ostentan el poder en sentido amplio, en detrimentos de los desarrollos hemisféricos regionales, al igual  que estados de segregación y exclusión inhumana.
    Ante la realidad que acontece en el concierto mundial del desarrollo humanitario, muchas han sido las propuesta que se han llevado adelante por diferentes organismos hemisféricos, entre ellas el Consenso de Washington en año 1990, organizado por ONU, en tal sentido y orientación han actuado autores  como Pablo  Pineda, Nicolás, que con sus obra  “El papel de los gobiernos locales en América latina”, han propuesto una guiatura  literaria de cómo organizar el rol del estado a partir de las experiencias descentralizadoras y desconcentradoras de los gobiernos nacionales a los gobiernos locales, con enfoque disímiles capaces de abarcar y alcázar política de transferencias para la distribución equilibrada y justiciera de los recursos, con el objeto de hacer más efectiva y eficaz la acción de ejecutorias gubernamentales, igual manera, logra una participación ciudadana que nutra un sistema político y social de mayor apertura, fundamentada en la descongestión y autodeterminación de la responsabilidades colectivas para enfrentar los innumerables retos de los temas vinculados a la generación de una vida más útil, mas cónsona con el desarrollo armónico de la naturaleza, donde la visión valorativa por mejora la vida en cuanto cualidad y calidad sea el norte.

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